Bellator 149 fue un completo desastre. Los ratings y la taquilla aún no están disponibles y cabe la posibilidad que la tormenta promocional alrededor de las dos patéticas peleas principales hayan hecho de la noche un éxito financiero para Scott Coker, pero el tristísimo espectáculo que dieron Kevin Ferguson, Dhafir Harris, Royce Gracie y Ken Shamrock atentó contra la seriedad del deporte todo y bien puede haber dañado la reputación de Bellator. La gente que pagó para verlo todo en vivo y en directo no sonó muy satisfecha mientras abucheaba, por lo menos.
Royce Gracie y Ken Shamrock son leyendas. Era el argumento usado por todos quienes defendieron esta pelea entre dos hombres que suman 101 años en total y con cero relevancia competitiva. Y es cierto, son leyendas, y sus logros dentro de la UFC para Royce y en la UFC y Pancrase para Shamrock deberían ser estudiados y alabados por todos los adeptos del deporte. Pero, ¿qué es más triste que ver a leyendas dar lástima y demostrar que son humanos y que todos envejecemos?

A solo dos minutos del primer asalto, Ken Shamrock recibió un rodillazo a la ingle que lo dejó vulnerable a ser derribado y golpeado en el suelo. El referí Jacob Montalvo, que no vió la acción ilegal, declaró la victoria de Gracie a los dos minutos y 22 segundos mientras Shamrock gritaba desesperado que sufrió un golpe bajo y acusaba a Gracie de hacerlo a propósito casi llorando de rabia. Otra vergüenza circense para Shamrock tras su derrota frente a Kimbo Slice y un triunfo totalmente carente de sentido o logro para Gracie.
Mientras menos se hable de Kevin Ferguson y Dhafir Harris, mejor conocidos como Kimbo Slice y Dada 5000, mejor. Una “pelea” vergonzosa donde ambos “peleadores callejeros” se quedaron sin aire en el primer par de minutos y dieron lástima por el resto, blandiendo sus brazos cual aspas de molino sin viento. El esperado nocaut llegó al minuto y medio del tercer round, cuando Ferguson conectó con un tristísimo uppercut, pero es más probable que a Harris solo le haya dado un síncope por acción propia. El perdedor tuvo que ser cargado en camilla y el vencedor declaró tener hambre.

Melvin Guillard acumuló su tercer derrota al hilo frente a Derek Campos, que no ganaba desde septiembre del 2014. Guillard fue a buscar el nocaut a lo bestia, tirando manotazos, y le salió el tiro por la culata, recibiendo una buena paliza en la primera ronda y cayendo inconsciente a los 30 segundos del segundo asalto. Para peor, le había dedicado el encuentro al fallecido Kevin Randleman durante la rueda de prensa. Como positivo, fue una pelea explosiva y el gran Mike Tyson sumó sus hilarantes comentarios a la transmisión en inglés.
Linton Vassell se sobrepuso a Emanuel Newton por decisión unánime, vengando su derrota del 2014. Al igual que en el primer encuentro, Vassell controló la acción desde el principio, pero esta vez un Newton con poco lustre no supo dar vuelta la situación. Fue una pelea mediocre, no un desastre como las principales pero una lástima que los dos competidores de mayor calidad hayan tenido un encuentro poco inspirado donde lo que más resaltó fueron los tres golpes bajos que Newton propinó a Vassell.

Emmanuel Sanchez venció a Daniel Pineda por decisión dividida en lo que posiblemente haya sido la mejor pelea de toda la noche. Un encuentro dinámico que vió uso equivalente del standup como la lucha pero evitó la monotonía gracias los ataques con giro y los revuelcos en el suelo de Pineda. El único problema fue el cardio, tras una primera ronda extremadamente activa quedaba poco en el tanque para las otras tres, y sin embargo ambos hombres lograron dar un espectáculo interesante.
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